Una genetista salteña fue hallada muerta en su departamento con una bolsa en la cabeza. Por la muerte, imputaron a dos hombres pero el equipo de forenses que investiga el caso cree que se trató de un accidente.
La joven de 26 años fue hallada muerta en su departamento un año atrás y se investigaba un homicidio, pero un equipo de especialistas habría llegado a la conclusión que se trató de un caso de hipoxifilia que terminó en muerte.
El equipo, integrado por médicos de los poderes judiciales nacional y provincial y del Cuerpo de Investigaciones Fiscales del Ministerio Público de Salta, envió al juez de Instrucción Formal 4 de Salta, Germán Antonio Pastrana, un informe mediante el cual demostrarían que Cintia Fernández, la joven genetista salteña hallada sin vida el 3 de mayo de 2011 en su departamento de Parque la Vega, no fue asesinada, como se creía, sino que habría sido víctima de un juego autoerótico conocido como hipoxifilia, indicó el diario El Tribuno.
Esta práctica, llamada también asfixia erótica, consiste en provocarse de manera solitaria o con auxilio de terceros la ausencia de oxígeno por breves segundos, para lograr satisfacciones orgásmicas intensas.
El trabajo de los profesionales, de acuerdo informaron a El Tribuno fuentes extraoficiales judiciales, fue realizado entre el 23 y el 24 del corriente por los doctores Benjamín Ruiz de los Llanos, jefe del Servicio Médico de Tribunales; Carlos Eveling, jefe del Area Legista del Poder Judicial de la Provincia; Oscar Ignacio Losetti, forense de la Justicia Nacional y coordinador del departamento de Tanatología de la Morgue Judicial de Buenos Aires; Cristóbal Heredia, director de Medicina Legal del Ministerio Público; y Carlos Enrique Giardino, quien participó del análisis en representación de la familia de la chica muerta.
Las conclusiones arribadas por los especialistas, dejarían fuera de toda sospecha a los dos imputados y exnovios en paralelo de la joven, el cabo de la policía de la Provincia Mario Federico Condorí (31) y el ingeniero Raúl Puca (41), quienes, habían declarado que Cintia no solo poseía un carácter depresivo, sino que en las prácticas sexuales era capaz de cualquier transgresión.
De hecho, Puca confesó, de acuerdo a lo que trascendió, que una de sus obsesiones era la alcanzar orgasmos mediante el estrangulamiento y con el concurso de juguetes sexuales.
En el trabajo los médicos concluirían que no hay huellas de ahorcamiento por parte de terceros, que la sábana de abajo de la cama donde fue hallado el cadáver putrefacto se encontraba ordenada y sin signos de lucha alguna, que no hay señales de golpes ni nada que haga sospechar la intervención de otros en la escena.
Los médicos, tras los estudios, coincidirían en que la bolsa que se puso en la cabeza y la cinta con la que fue adherida a su cuello, demostraría un orden propio de algo realizado a plena voluntad y por sí misma. No descartarían que en la práctica hipoxifílica hubiera algún tercero con participación activa o espectador y quien ante el desenlace inesperado del juego abandonara el lugar, aunque considerarían que ello es algo improbable ya que de haber visto la inconsciencia de la víctima, habría retirado la bolsa de la cabeza.
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